Colaboración: MI AVENTURA DE VIAJE POR DANIELA PALMA

Era julio del 2017, y con 28 años llegué por segunda vez a Ucrania. Mi visado de cuatro meses estaba por expirar y tenía que salir del país sí o sí. 

En ese entonces todavía no me había casado con mi esposo (que es ucraniano y que por eso había viajado a Ucrania) y pensamos que esto podría ser una buena excusa para salir de vacaciones por quince días. 

Compramos boletos de avión para iniciar nuestro viaje en Praga. Lo que no sabíamos es que las cosas cambiarían por completo. Dos días antes del viaje, falleció un familiar muy cercano por parte de él y así es como inició mi viaje completamente sola. 

Triste porque habían cambiado los planes, pero me armé de valor y pensé que solo eran unos cuantos días, ¿Qué mas podría pasar?

Llegué a Praga, me temblaba todo de los nervios, nunca había viajado sin alguien a mi lado y decidí que me quedaría en un hostal. De esta forma al menos me sentiría acompañada, aunque fuera por extraños. 

Los primeros días fueron difíciles porque sentía que no iba a poder disfrutar del lugar, que quizás había sido un error aventurarme de esta forma. Pero, agarré mi mochila y salí a explorar. 

Encontré tours gratuitos, conocí gente que también estaba viajando sola y recorrí cada rincón a mi gusto. Eso sí, hubo momentos los cuales sentía que todo me salía mal, como por ejemplo: 
un día terminé muy tarde de un tour y quise tomar el autobús para regresar a mi hostal, esa noche se había soltado el aguacero, me subí al autobús y yo no me fijé que iba en dirección opuesta, terminé en la última parada al otro extremo de la ciudad. Empapada, frustrada y cansada, al final llegué a mi hospedaje.

En Praga decidí que tenía que aventurarme a conocer otro lugar, así que me fui a Viena.

Después de llegar a Viena yo sentía que había comenzado un proceso de resignación. Algo en mí comenzó a cambiar y enseguida pensé que quizás esto se dio de esta forma por una razón: para hacerme más fuerte, para aprender a valerme por mí misma y sobre todo, enfrentar mis miedos y entender que el mundo no se acaba solo porque los planes cambien. Pienso que te transformas en otra persona, en alguien que comienza a ver el mundo con otros ojos, además de que tú misma puedes decidir a dónde quieres ir, qué hacer y cuándo hacerlo.  

De Viena me advirtieron que no viajara sola a Hungría, por lo peligroso que podría resultar para una mujer. Pero dije: "Está tan cerca, que no voy a desaprovechar la oportunidad" y tomé nuevamente el tren. 

Ya mas segura de mí y de mis habilidades viajeras me fui a Budapest y justo cuando comenzaba a disfrutar estas vacaciones sola, era hora de regresar a casa y terminar el viaje.


Saludos
Danny

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