Colaboración: DE COLOMBIA A ITALIA POR SHIRBANA

Me llamo Shirbana Zaret, tengo 23 años y soy una colombiana viviendo en la histórica ciudad de Roma en Italia. 

¿Cómo llegué a Italia?

Todo inicia con mi hermana mayor, ella vive en Italia desde hace 17 años. Gracias a ella teníamos la oportunidad de poder ver esta nueva cultura en este país, pero ¿Por qué llegué a vivir aquí?.


La verdad, mi familia no tenía planeado enviarme a  Italia para hacer mi universidad o estudiar el idioma, pero un día como cualquier otro, a mis 19 años, terminando mi primer año de universidad en Colombia a mediados de marzo, me levanté de mi cama con la idea de probar estudiar en Italia, me pregunté ¿Seré capaz?.

Muchos motivos negativos se me venían a la cabeza como que mi capacidad académica no era tan buena como la de Europa, “estaba fuera de nuestro alcance” o pensar que yo no podría superar estos niveles altos de estudio. Pensaba que “mi formación era muy baja a comparación con la europea”.  

Otro de los motivos era mi mentalidad inmadura como persona de 19 años, ya que pensaba en mis comodidades y tenía miedo a perderlas, tenía miedo de sufrir o sacrificarme en varios ámbitos.

Al final, después de pensarlo tanto, ganaron mis ganas de conocer el mundo, pero sobre todo salir de mi zona de confort. 

No fue para nada fácil ya que mis padres, pero sobre todo mi padre, no estaban de acuerdo por muchas razones, pero principalmente porque no teníamos el dinero para enviarme a vivir a Europa. Mi hermana mayor tampoco estuvo de acuerdo con que fuera, ya que no quería tener otra responsabilidad en su casa. Yo era la niña de la casa la cual tenía el pan sobre la mesa todos los días, vivía sin dificultades, berrinchuda que le costaba ayudar en casa, que vivía en una cápsula de fantasía, en su mundo entre amigos, fiestas, chismes, novios, etc... tenía 19 años y vivía esa etapa de ver el mundo fácil. 

Pasaron solo un par de días para que mi madre tomara la decisión, pidiera un préstamo, comprara mis pasajes, y me diera mis alas para volar. Mi madre trató también de convencer al resto de mi familia para que me dieran una oportunidad de ir a probar, sus palabras nunca se me olvidarán el día que me fui, “mamita pase lo que pase, su papá y yo siempre la vamos a apoyar” y así fue... ¡Me fui! Dejé todo, mi universidad en Colombia, mis amigos, mi familia, mi país, ¡Y me fui!

Mi primer año fue una montaña rusa de emociones, fue un año donde gané y perdí principalmente. Primero me presenté en la universidad sin saber hablar muy bien el italiano, hice el test de ingreso, lo superé y entré. Empecé a estudiar e ir a clases, lo cual fue una odisea ya que mi hermana vive en una provincia de Roma así que debía tomar el tren a las 5 am, luego tenía que agarrar la metro y por fin llegar a mis clases a las 8am en Roma.  También obtuve mi primer trabajo como mesera en las ¨Fraschettas¨ (restaurante tradicional italiano), donde mi jefa me tiraba los platos en los pies por que me equivocaba en las mesas. El primer año fue un choque cultural donde aprendí demasiado, pero me sentí orgullosa porque demostré que podía y que iba a ser capaz.

¿Cómo ha sido la adaptación?

Bueno, la adaptación aún continúa. Han pasado casi 4 años y aún debo habituarme a muchísimas cosas, primordialmente al ambiente de la universidad, ya que mi metodología de estudio cambió 360° grados. 

El sistema universitario es totalmente diferente al de Colombia, y la cultura de los jóvenes también; poder hacer amigos en mi universidad ha sido super difícil, pero sobre todo llevar una estabilidad emocional ha sido lo que me ha costado más. Adaptarse a las horas de estudio, a los exámenes, a los profesores, o a la metodología de todo lo que conlleva la universidad ha sido difícil. 

Durante estos 4 años he tenido muy pocos amigos, los cuales la mayoría son extranjeros y en realidad no he entendido el ¿por qué?. A veces pienso que puede ser la cultura de ellos, ya que son muy cerrados con los grupos sociales y no socializan tanto con otras personas que no sean de su círculo social. 

Otra peculiaridad en Italia, en el ámbito de las universidades (que ha sido a lo que más me ha costado adaptarme), es la competitividad entre quien es el mejor o quien obtiene el mayor puntaje entre los exámenes. También a la hora de ayudarte a entender algún tema son un poco cerrados y la mayor parte no te ayudan en absoluto. En fin, siempre probé a ser amigable o poder conversar con muchos y la mayor parte del tiempo me sentí un poco rechazada o ignorada.

Al final, decidí que debía adaptarme en la parte de mis estudios y dar mi 110% en la universidad. Estudiaba 8 horas al día como mínimo y me dediqué solo a eso.

Aunque tuve muchos desniveles emocionales en mi segundo año de universidad, concursé para una Beca de Intercambio Internacional y gracias a mi promedio, la gané. Me fui a vivir a España por 7 meses, esta beca se llama ERASMUS y  fue la mejor experiencia de mi vida, ya que no solo en la parte académica me iba tan bien sino en la parte social. Me hacía demasiado feliz poder hacer amigos de todo el mundo.



Entendí que a veces tantos cambios en mi vida en tan poco tiempo también me llenaban de felicidad. Vivir en 3 países diferentes y estudiar en 3 universidades diferentes me han enriquecido de muchas formas, sobre todo en el crecimiento personal de ver la vida diferente. En estos años me di cuenta que en Europa valoran muchísimo ese amor y dedicación que le das al estudio. 

En fin, creo que somos personas que vivimos en constante cambio de adaptación y que es difícil poder encajar en culturas completamente diferentes a las cuales crecimos, lo importante es aprender a respetar y sobre todo manejar con calma la vida. 

¿La comida? Buenooooo, la comida la amo, no quiero denigrar la comida de mi país porque no la cambiaría por nada de este mundo, pero la dieta mediterránea es lo que más amo de Italia, tiene un gusto exquisito, tanto que el primer año engordé casi 10 kg.


¿El paisaje? AMO AMO AMO, para mi cualquier rincón de Italia es espectacular, no solo por sus hermosos paisajes, sino porque además está cargada de historia. En Italia puedes perderte por un caminito en medio del bosque con paisajes increíbles y de la nada te encontrarás con pueblos medievales, castillos, viñedos e historia en cada rincón.

¿Qué es lo más difícil de vivir lejos de casa?


Mientras te adaptas creo que muchas cosas pueden llegar a ser difíciles, pero al final, para mí lo más difícil es no poder abrazar a mis padres. No poder verlos por tanto tiempo me destroza el alma, la mayor parte del tiempo tengo episodios de la famosa “mamitis”, llamo todos los días a mi mamá desde hace casi 4 años. Desde que vivo lejos de casa aprendí a disfrutar y sobre todo a apreciar cada segundo que estoy con ellos, para mí son lo más importante de mi vida, sin ellos no estaría aquí, y por ellos sigo dándolo todo para hacerlos orgullosos y poder devolverles todo lo que ellos se sacrificaron por mí. 


No me arrepiento en absoluto de haber salido de casa y arriesgarme dejándolo todo, porque gracias a esos instintos y a la dedicación que le das a tus propósitos, en un futuro cosecharás esos frutos.


Les acabo de contar solo un 10% de mi vida lejos de casa, y  me siento super afortunada porque siempre he tenido apoyo de mis padres, de mi familia, de mi novio, de mis amigos. Ellos me dan la fuerza para seguir, porque he caído muchas veces y me sigo levantando. Me he mudado 8 veces en el último año y aun así seguiré haciéndolo con mis dos maletas que me acompañan en todo momento.


Quiero decirles que se arriesguen y si tienen sueños, visualizarlos que todo es posible. La constancia y entrega te ayudarán a lograr esas metas plasmadas en tu mente y corazón.


En este momento estoy a punto de graduarme de la Universidad de Roma y me siento muy orgullosa de el pequeño fruto que estoy cosechando, porque para mi este es el inicio de una vida de éxitos y felicidad. 






Comentarios

  1. ¡Que gran historia! Sin duda un ejemplo de constancia, dedicación y perseverancia.
    Te felicito Shirbana

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  2. Felicitaciones Shirbana a tí por tu gran esfuerzo a tan corta edad y a tus padres por darte la alas para salir de su nido y apoyar tu decisiones.

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