De profesionista a mamá a tiempo completo

Hola a tod@s💓!!!
Definitivamente el vivir lejos de casa me ha supuesto cambios intensos en mi estilo de vida, pero el más importante ha sido el de dejar de ejercer profesionalmente para dedicarme a ser mamá a tiempo completo.

Cuando era pequeña soñaba en convertirme en una gran profesionista, con un ¨super¨ trabajo, que más allá de la remuneración económica, me obligara a superarme a mi misma y sentirme la mujer más poderosa y plena. 

Antes de ser mamá, jamás imagine lo que realmente ser mamá significa. La responsabilidad que supone que una vida dependa totalmente de ti.

Cuando nació mi hijo mi perspectiva de la vida cambió por completo, dejé de darle tanta importancia a mi profesión y a esforzarme por ser la madre que mi hijo necesita.

Al llegar a España, además de que durante el tramite de residencia no esta permitido trabajar, Juanjo y yo decidimos que lo mejor sería que me quedara con Fernando en casa hasta que entrara a preescolar. 

Al principio fue difícil, fue adaptarnos no sólo al cambio de país, si no también a estar  mi hijo y yo juntos todo el día. Los primeros días intenté seguir la rutina que el tenía en la escuelita de Mexicali, para esto, me preparé antes de mudarnos y previamente le pedí a su maestra me facilitara actividades y el programa de cada día. Repito, lo intenté porque prácticamente me fue imposible, así que comencé a relajarme y dejar que la espontaneidad surgiera, incluyendo actividades educativas durante el juego, sin imponerlas. Terminaba exhausta y entonces lo comprendí, me di cuenta que ser mamá a tiempo completo es un trabajo, pero en el que no tienes hora de salida, ni hora de comida, ni vacaciones, es 24/7, donde tienes que ser imparable, el cansancio no tiene cabida, la creatividad es tu mejor arma, el ir y venir al parque es parte de tu día a día y tu paga son besos, abrazos, llanto y sonrisas.

Como en todo, hay días malos en los que me frustro, lloro, siento que no estoy haciendo las cosas bien, extraño el ir a la oficina y ser productiva económicamente, pero hay muchos más días buenos que me reafirman lo afortunada que soy de vivir esta etapa.

Hoy en día, por más que yo me negara, fue imprescindible el inscribirlo al maternal (asiste tres horas diarias), pues  consideramos necesario para su desarrollo el que empezara acudir de nuevo a la escuela y que al entrar al preescolar el desapego no fuera tan doloroso tanto para él como para mi (en septiembre ya entra a primero de preescolar). En esas tres horas  que Fernando esta en la escuela, intento hacer maravillas, las dedico a ir al centro comercial, al supermercado a comprar lo que me hace falta en la despensa, ir a caminar por la playa, recoger la casa, preparar la comida o a veces hasta ver una serie.

El haberme desempeñado como mamá profesionista y mamá a tiempo completo, me hizo reafimar, sin generalizar, que sigo sin compartir la insistente comparación que se hace y lucha continua que existe entre algunas mamas que trabajan y algunas mamas a tiempo completo. A mi parecer, no por ser mamá que trabaja, eres menos dedicada o eres menos mamá, ya sea que trabajes por necesidad, o por plenitud, como sea, el ir a trabajar después de una noche sin dormir por tener a un hij@ enferm@, el perderte el festival de primavera de tu hij@, el perderte momentos claves en su desarrollo, el llegar cansada de trabajar y preparar comida, lonche, cena, cambiar pañales, preparar el baño, tiene bastante mérito; mismo mérito que tenemos las mamas a tiempo completo, que dejamos en pausa no sólo nuestro entorno profesional por estar 24/7 con nuestros hij@s.

Con independencia de que seas una mamá que ejerce su profesión o seas una mamá a tiempo completo, siempre se la mamá que tu hijo necesita. 

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