¿Cómo terminó una mexicana norteña viviendo en el sur de España?

La respuesta fácil y rápida a esa pregunta sería: Me enamoré de un español. Pero como me encanta entrar en detalles, considero que para contar esta historia, tengo que remontarme a varios años atrás, porque cada una de las decisiones que tomé, me llevaron a terminar aquí, viviendo en España. 
  
La mayoría crecemos con determinadas costumbres impuestas en nuestra crianza y cierto estilo de vida, que algunos, de pequeños, llegamos a pensar que no hay más en nuestra vida que lo que nuestros padres nos han mostrado; traduciendo nuestra vida en ir con los abuelos, jugar con los hermanos, ir a la escuela, hacer la tarea, salir de la ciudad uno que otro verano y poco más o poco menos. En mi familia jamás alguien había salido del continente, pues mi familia era, hasta hace algunos años muy unida y arraigada a Mexicali (actualmente ya somos varios los que no vivimos ahí).

Mis ganas de ver el mundo y mi fascinación por conocer otros países empezó con mis clases de geografía, así como al descubrir las visitas virtuales a distintos países que ofrecía una enciclopedia multimedia (encarta) que tenía. Recuerdo podía pasar horas recorriendo virtualmente el coliseo de Roma y un sin fin de sitios emblemáticos del mundo. 

No obstante, yo no estaba segura a donde me inclinaría profesionalmente, ya que antes de ingresar a la universidad me obsesionaba el estudio de la conducta humana. Sin embargo mis decisiones y mi inquietud por aprender sobre los aspectos sociales, políticos y culturales de otros países, me llevaron indirectamente a estudiar Relaciones Internacionales. Desde entonces empecé a tener claro que en algún momento de mi vida llegaría a vivir lejos de casa. Recuerdo haber añorado una carrera diplomática representando a México en otro país.

Pero fue hasta el año 2010 cuando viví mi primera experiencia viviendo en otro país. En ese año estuve de intercambio estudiantil, mientras estudiaba la licenciatura en Relaciones Internacionales. Mi intercambio lo realicé aquí, en Almería, donde conocí a Juanjo, mi esposo (el es de aquí).  

Intercambio/ Erasmus 2010
Siendo una ciudad abismalmente distinta a la mía, Almería logró conquistarme y marcar mi vida. Además de conocer a mi ahora esposo, conocí a a gente de muchas partes del mundo, conocí a personas que se convirtieron en familia y con las que compartí momentos únicos. La ciudad me regaló sus bellos paisajes, tranquilidad y seguridad lo que hizo que me enamorara aún más de ella. 

Almería

Durante mi estancia en España, tuve la oportunidad de conocer varias ciudades de Europa e incluso parte de Marruecos.

Cuando volví a mi ciudad confirmé las ganas que tenía de seguir descubriendo el mundo, sin embargo, decidí estudiar un máster en mi ciudad y poco después me llegó una oportunidad laboral que por mucho tiempo estuve buscando. A partir de ese momento mi vida empezó a cambiar bastante.

En ese momento Juanjo ya tenía viviendo 3 años en mi ciudad y nuestra relación pasó a otro nivel. Mis prioridades empezaron a cambiar pues lo que buscábamos en ese momento era estabilidad en todos los niveles. Después de casarnos, decidimos convertirnos en padres. Fernando llegó a nuestras vidas y nos enfocamos por otorgarle a el lo que todo ese tiempo habíamos estado cosechando.

Mi vida empezó a tener otro sentido y las ganas de comerme el mundo pasaron a convertirse en las ganas de ser la mamá que mi hijo necesitaba. Mis ganas de vivir lejos de casa se habían esfumado, pues nos encontrábamos establecidos en Mexicali construyendo nuestra familia. Además de que al convertirme en madre, mi mamá y yo estrechamos un lazo inquebrantable, aunado a que mi mamá y yo siempre hemos sido muy unidas.

Pero fue en el 2018 cuando determinamos que teníamos que renovarnos y echarnos a andar por otros caminos, por lo que tomamos la decisión de vivir en España, inicialmente en Almería. 

Desde el inicio de nuestro matrimonio, Juanjo y yo teníamos claro que viviríamos en el lugar que nos ofreciera una mejor calidad de vida; pero hasta cierto punto llegué a pensar que el llegar a mudarnos era inviable, pues me encontraba tan metida en mi día a día que entré a una zona de confort de la que me costaba salir, además de no querer desprenderme, ni a mi hijo, de mis raíces.

La verdad es que el volver a vivir en Almería me encanta y el ser una ciudad que previamente ya conocía y significa tanto para mí, ha ayudado a que mi adaptación y estancia aquí sean más fáciles. 

Es impresionante como nuestras vivencias y experiencias hacen que la perspectiva que tenemos de la vida que ¨queremos¨, cambie considerablemente, y como las decisiones que tomamos por pequeñas que sean alteran nuestro destino.

Al final, así fue como terminé viviendo en otro país, viviendo lejos de casa.

Alma Karina.




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