Mis últimos meses viviendo en México
Una mudanza no suele ser sencilla, ahora imagina hacerla al otro lado del mundo. Desprenderte no solo del contacto piel con piel con personas de tu familia y amistades, si no hasta de la cosa más insignificante de tu casa, que por menos importante que parezca, formaba parte de tu hogar; y empeñarte a que en un par de maletas quepan muchos años de tu vida.
La decisión de venirnos a vivir a España la tomamos cinco meses antes de mudarnos. Cinco meses en los cuales viví muchísimas emociones. En donde por supuesto me topé con críticas negativas, positivas y constructivas, en donde me pregunté una y mil veces si estaba haciendo lo correcto, si esto era una locura, si valía la pena y si me estaba equivocando.
En cuenta regresiva y sobre todo con sentimientos encontrados empezamos a desligarnos y a entregar un trocito de nuestra vida a otras personas.
Vendimos nuestros coches y nuestra casa, un patrimonio que con mucho esfuerzo y dedicación construimos para nuestro Fer, además de artículos personales. Fue difícil decirle adiós a nuestro hogar y a todos sus espacios llenos de anécdotas e historias.
En esos momentos me encontraba trabajando de wedding planner en un negocio (CONCORA) que, con mucho amor, una amiga y yo decidimos emprender. Fue una actividad que tenía bastante tiempo deseando hacer y tras renunciar a mi anterior trabajo, me capacité y decidí iniciarlo. Dejar este proyecto me dio muchísima tristeza pero a la vez satisfacción porque en el tiempo que lo practiqué aprendí bastante y se puede decir que no me quedé con las ganas de hacerlo.
Fer tenía varios meses asistiendo a su primera escuela, a la que ya estaba completamente adaptado, por lo mismo me costó bastante tener que avisar que ya no podría seguir asistiendo, pero la firme idea de que en este gran cambio el sería el más beneficiado, me impulsó a hacerlo con más determinación.
La verdad soy una de esas personas que intenta evadir las situaciones que me hacen sentir desanimada, triste o desilusionada, imagino no soy la única, esto me lleva a postergar lo más que pueda el tener que trasmitir alguna noticia que considere puede afectar a quien se la comunique.
Templo de Kukulkán, Chichén Itzá en Yucatán |
Al resto de mi familia, les transmití la noticia unas semanas antes (a esto me refiero con evitar ciertas situaciones), incluso algunos se enteraron cuando ya estábamos vaciando nuestra casa o por alguien más. A mis amigas fue más fácil, aunque con la misma nostalgia, contarles la noticia.
De esta manera dimos por concluida una etapa en nuestras vidas para dar inicio a otra en donde, en esta ocasión, a mi me toca vivir lejos de casa.
Saludos,
Alma Karina
Comentarios
Publicar un comentario