Colaboración: MI VIDA LEJOS DE CASA POR KARLA


Hola a todos, me llamo Karla Jiménez, soy mexicana, orgullosamente de uno de los estados más bonitos del país, Oaxaca. Tengo 26 años y radico actualmente en Portugal, justamente en la zona centro norte del país desde hace ya 3 años. 

El amor me trajo por estos lados. Comencé el año 2015 con el pie derecho, recuerdo que solía salir los fines de semana con mi hermana y mis amigos a un bar donde había siempre música en vivo, en ese entonces era mi bar favorito. Uno de esos fines de semana pasó algo diferente, coincidimos con un grupo de extranjeros (españoles y portugueses) y de ese grupo sobresalía un chico al que, por medio del destino, volví a ver un mes después.  En una cena de 4 personas, un 23 de febrero, hablé con mi ahora esposo. Supe que era portugués y no hablaba casi nada español, por cierto él trabajaba desde hacía 6 meses en la misma ciudad donde yo vivía.

Tuvimos un noviazgo de película, 2 meses después él tuvo que irse de México para continuar con su vida. Iniciamos una relación a distancia llena de incertidumbre, esperanza, encuentros, despedidas, inestabilidades y emociones. Lo defino como una montaña rusa de sentimientos, que cuando estás en la cima ya no puedes volver atrás, así que te dejas llevar por la adrenalina y disfrutas el viaje. 

Después de 2 años y medio decidimos establecernos y unir nuestras coordenadas. En el 2017 le dije adiós a toda una vida formada en 23 años.
Portugal me veía llegar con una maleta de 23 kilos, en un día maravilloso y soleado. Era el inicio de una gran aventura.

Uno de los temas más difíciles es el proceso de adaptación, es un nuevo mundo, otro idioma, cultura, costumbres, comida, etc. El primer año fue el más difícil en Portugal, yo no hablaba portugués solo sabía lo básico y eso no bastaba para poder hacer una vida "normal", así que me inscribí a un curso de portugués, fue la mejor decisión que tomé. El hablar el idioma me abrió muchas puertas, comencé a ganar confianza en mí misma. Recuerdo muy bien que me aferré demasiado a Joao, mi esposo, yo no podía salir ni a comprar sola por el simple hecho de estar en otro país, me daba miedo cometer algún error y eso me hizo ser tan dependiente.


Mi primer invierno fue caótico, en México vivía en una zona muy calurosa y por lo mismo yo no tenía ropa para pasar un invierno de cero grados. Me hice amiga de la chimenea, calentadores y cobertores.  

Así fueron pasando los meses, era un libro en blanco y cada día aprendía cosas nuevas. 
La manera en como nos ambientamos a otro lugar es sorprendente y empecé a gustar más de ese país que me acogió. Claro, también he tenido malos ratos, sobre todo saber que aunque vivas aquí toda la vida, siempre seras la extranjera, "La Mexicana" o la "Meshicana" como se pronuncia en portugués, esas miradas que recibes siempre, donde te das cuenta que si eres diferente a los demás y que sobresales de la multitud gracias a esos rasgos latinos. 

Dentro de ese proceso de adaptación llegó el día que me tuve que integrar al ambiente laboral, y empecé a trabajar con un 60% de portugués. Todo era completamente diferente, podría decir que las personas si iban a trabajar, no había pausas para café, no había un intercambio de chismes, mucho estrés laboral y por un momento pensé que tal vez no hablaban conmigo por no ser portuguesa, pero no, así era el ambiente. Algo chistoso es que saliendo del trabajo las personas cambiaban completamente, parecía que tuvieran un chip en el que pudieras seleccionar: Mood Trabajo y Mood Casa.
Las personas fueron siempre muy buenos compañeros de trabajo porque a pesar de mi poca capacidad de percepción, siempre estuvieron ayudándome, no me quejo de esa parte, siempre tuve ayuda. Los portugueses son tan serviciales y están siempre a la disposición y eso me hacía sentir en casa.

Llega el momento donde aparece la nostalgia y ese pedacito del corazón que pertenece a la familia comienza a palpitar más, creo que es la parte más difícil de estar lejos de casa, un llamada no reemplaza un abrazo. El simple hecho de saber que algo le puede pasar a algún ser querido es tan desgarrador y por más que quiero aún no consigo vivir con eso, perderte un evento especial, no estar en reuniones de amigos, todo esto forma parte del paquete. Estar lejos de casa tiene sus ventajas, pero también sus desventajas, pero todo en la vida es así, no puede ser siempre todo bueno mágico, si no la vida sería muy aburrida.

En el 2019 me puse el reto de continuar con mis estudios. En México me titulé como Ing. en Sistemas de la información y comunicación, pero aquí en Portugal, validar tus estudios es un proceso muy burocrático, así que decidí hacer una maestría en la misma área. Nunca pensé en la travesía en que me iría a meter, pero estoy orgullosa de mí porque ya estoy en el tercer semestre (ya falta poquito). Estudiar acá me hizo conocer el ambiente estudiantil, y fue la forma más fácil de hacer amigos portugueses. Crear un vinculo de amistad si que es un reto, es como entrar a un laberinto sin salida, solo que lo difícil es entrar.

Y por aquí finalizo mi relato, si alguno de ustedes tiene la oportunidad de salir de casa ¡háganlo! vivan esa maravillosa experiencia. Me siento feliz por haber tomado esta decisión, les juro que jamás en la vida me imaginé que estaría viviendo esto. Puedo decir que ahora tengo tanto que contar a mis hijos y mis nietos jaja. Y la travesía continúa, mi viaje sigue. Espero que la vida siempre me traiga sorpresas como hasta ahora.

Karla


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