Colaboración: DÉJATE LLEVAR ¿QUÉ ES LO PEOR QUE PUEDE PASAR LEJOS DE CASA? POR SANDRA
Desde muy pequeña fui una persona que
siempre pensaba las cosas meticulosamente, nunca daba un paso “en falso” y sin
analizar todos los posibles escenarios que podrían desencadenarse tras la
decisión que llegara a tomar.
No digo que esté mal, muchas de las
decisiones que tomé así resultaron un éxito, como algunas otras no salieron
como yo quería, es parte de la vida.
Mi primera vez viviendo lejos de casa fue
en el 2008 cuando me fui de intercambio dos semestres a Madrid, desde ese
entonces, sabía que quería vivir en Europa, me enamoré de cada lugar que visité
y mi meta estaba fija.
Hace casi año y medio me reencontré con mi primer amor de la infancia. Crecimos juntos hasta la pubertad, pero yo me cambié de casa y dejamos de vernos diario, además él se vino a vivir a Costa Rica, pues su mamá es tica casada con un mexicano.
Este reencuentro de casi 18 años, de no
saber nada el uno del otro, fue gracias a redes sociales. Nos comenzamos a
escribir por Instagram un día y después no dejamos de hablar ni uno solo, pasamos
de mensajes a videollamadas diarias que duraban más de 3 horas, yo solo me dejé
llevar ¿Qué es lo peor que puede pasar? Me preguntaba si al final del día yo
estaba en México y él en Costa Rica, las probabilidades de que algo prosperara
eran muy pocas.
Todo esto nos llevó a viajar un par de
veces el año pasado, él fue a México 3 ocasiones y yo viene otras 3 a Costa
Rica y mientras más “volvíamos a reconectarnos”, más seguros estábamos de estar
juntos para siempre.
En diciembre del año pasado vine de vacaciones y aproveché para entrevistarme en un par de agencias de publicidad para que me conocieran y supieran que iba a venirme el próximo año, ya que nuestros planes eran que en junio de este año me vendría a vivir a Costa Rica para estar juntos.
Me entrevisté y en dos lugares ¡me
ofertaron! No podía creerlo, pues nuestros PLANES eran otros, pero la verdad es
que no lo pensamos mucho y acepté enseguida en uno de estos lugares.
Lo demás es historia, porque regresé a
México y en menos de 25 días, dejé mi trabajo, dejé mi departamento, vendí mi
coche, puse en orden toda mi documentación y me despedí de mis amados padres,
mi hermano, mi gordito Luke (es el perro de la familia y siempre ha vivido con
mis papás), de mis amigos y de mi hermoso país para comenzar mi nueva familia
en Costa Rica.
El jueves 30 de enero aterricé en tierras
ticas para estar al lado del amor de mi vida y el 21 de marzo nos casamos por
el civil, sin mi familia pues justo unos días antes cerraron las fronteras y no
pudieron venir, pero nada que una videollamada no arreglara.
No hay día que no extrañe a mi familia, estaba acostumbrada a verlos cada fin de semana. Extraño el calor de los abrazos de mis papás, la comida de mi mami, las historias de mi papá, extraño los ladridos del gordito Luke, pasar tardes viendo series en el departamento de mi hermano, extraño ver a mis amigos, extraño mi país, pero todo esto forma parte del proceso de adaptación de mudarse a otro lado. Creo que la pandemia me ha hecho afrontar todas estas cosas de golpe, no me ha dejado procesar del todo el nuevo cambio lejos de casa. No digo que esto sea malo, al contrario, creo que me ha ayudado a que el proceso sea más digerible pues ahora todos nos comunicamos por videollamadas, no podemos salir mucho de casa y siempre estamos en contacto por medio de un whatsapp, etc.
Hoy a casi 10 meses de vivir en Costa Rica
con el amor de mi vida, no me arrepiento de nada, tal vez no vivo en Europa
como tanto había planeado, pero doy gracias al primer HOLA que mi esposo y yo
nos dimos por Instagram y que nos llevó a darnos el SI ACEPTO para siempre
viviendo en Costa Rica.
Tal vez no se trate de planear tanto, solo
de dejarse llevar.
Sandra Osorio
@sanlorenn
Comentarios
Publicar un comentario